Carta a el Editor:

Lawndale News Chicago's Bilingual Newspaper - Noticias Locales Las Escuelas Públicas de Chicago anunciaron recientemente que 129 escuelas posiblemente cierren sus puertas como resultado de la consolidación. Antes de cerrar ninguna puerta, debemos preguntarnos cual es exactamente nuestro compromiseo, no solo uno con otro, sino con nuestras comunidades. ¿Estamos invirtiendo apropiadamente en el futuro de nuestros hijos? O ¿Estamos cambiando la prioridad de la educación pública enfocada en la calidad de la educación y en la responsabilidad por la eficiencia fiscal y las tasas de utilización?

En West Englewood, todas las escuelas públicas de la localidad son candidatas al cierre. Muchos de nuestros estudiantes caminan todos los días a las escuelas Henderson, O’Toole o a Earle elementary. El cierre de una o más de estas escuelas forzará a los estudiantes y padres a caminar mayores distancias cada día. Yo he catalogado más de 300 propiedades sin seguridad solo en el barrio de West Englewood en el Distrito 15. Cada uno de estos edificios representa una grave y seria amenaza a la seguridad y comodidad de nuestros hijos. Yo se que este peligro solo aumentará cuando las familias se vean forzadas a enviar a sus hijos e hijas más lejos de casa cada día. Nuestros padres saben esto y, lo más importante, nuestros estudiantes lo sienten también. El aprendizaje de calidad se da cuando los estudiantes se sienten seguros. ¿Pueden los estudiantes sentirse verdaderamente seguros cuando, para ir a la escuela, tienen que pasar por cerca de veinte edificios abandonados? ¿Cómo podemos esperar que su experiencia educativa y calidad de vida mejoren como resultado de cualquier consolidación escolar en nuestra area?

Se que en la comunidad de West Englewood, como estoy seguro pasa en otros barrios, nuestras escuelas públicas son un faro de esperanza para el niño cuando está rodeado de pobreza e incertidumbre. Es nuestra obligación proteger estos faros. Cada cierre, siguiendo la década de éxodos de trabajo, pocos recursos, mercados cayendo y el aumento de violencia en las calles solo reforzará la percepción de que ya no nos sentimos obligados a invertir en el futuro de otros. ¿Quién, con la conciencia tranquila puede dar la espalda a la próxima genración? Yo ciertamente no puedo hacerlo y espero que muchos de ustedes tampoco.

Respetuosamente sirviendo al Distrito 15
Raymond A. López
Miembro del Comité del Distrito 15

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