Heroína Local Recibe Prestigioso Premio Ambiental

Por: Ashmar Mandou

Lawndale News Chicago's Bilingual Newspaper - Local NewsCuando las plantas Crawford y Fisk, propiedad de Midwest Generation, aceptaron cerrar sus puertas en el otoño del 2012, nadie estaba más entusiasmado que Kimberly Wasserman. Durante doce años, Wasserman, miembro de la Organización Justicia Ambiental de La Villita (LVEJO), inició una campaña multiplataforma exhortando a funcionarios públicos y a residentes a que se reunieran para poner fin a las toxinas emitidas por las plantas accionadas con carbón, que afectaban a la gente de La Villita y Pilsen. “El cierre de las plantas realmente puso en relevancia el poder que tiene una comunidad cuando se une”, dijo Wasserman. “Hemos estado luchando por esto por tanto tiempo que realmente no estaba preparada para lo que iba a ser cuando las plantas cerraran. Definitivamente fue emotivo”.

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Kimberly Wasserman helped lead local residents in a successful campaign to shut down two of the country’s oldest coal power plants—and is now transforming Chicago’s old industrial sites into multi-use spaces. On Monday, Wasserman received the prestigious Goldman Environmental Prize for her efforts in closing the Fisk and Crawford Power-Plants.

Nacida y criada en La Villita, a muy temprana edad Wasserman desarrolló un agudo sentido por el activismo comunitario, cualidad que atribuye a sus padres. “Tuve unos magníficos padres que siempre me inculcaron este sentido de comunidad. Este sentido de liderazgo comunitario”, dijo Wasserman, quien dirigió su primera campaña en el sexto grado. En 1998, la vida de Wasserman cambió dramáticamente, cuando su hijo presentó su primer ataque de asma, a la edad de 2 meses. “No podía imaginarme porqué había ocurrido. Nadie en mi familia padeció de asma, así que no era hereditaria”. El traumático episodio hizo que Wasserman hiciera estudios que mostraron una alta incidencia de ataques de asma entre los méxicoamericanos, pero no pudo encontrar ninguno. “Fue entonces cuando me di cuenta de que solo los méxicoamericanos de mi comunidad, niños, adultos, ancianos…. Padecían alta incidencia de asma. Fue entonces cuando supe que las plantas Fisk y Crawford tenían un impacto directo sobre la salud de muchos de los residentes que vivían en La Villita y Pilsen”.

Un estudio de Harvard, compartido por LVEJO, reveló que las plantas, accionadas con carbón, habían contribuído a más de 40 muertes prematuras, 550 visitas a las salas de emergencia y 2,800 ataques de asma que afectaban principalmente a los niños que vivían cerca de la vecindad.

Enojada por esto, Wasserman hizo una campaña, de puerta en puerta y habló con las familias del barrio que se enfrentaban a casos similares. Con la ayuda de LVEJO y otras organizaciones comunitarias, Wasserman hizo que los residentes organizaran manifestaciones y audiencias públicas, organizó “Giras Tóxicas” de sitios industriales e inclusive escenificó unos “Juegos Olímpicos de Carbón” en una propuesta de Chicago para albergar los Juegos Olímpicos del 2016. En el 2011, la ciudad creó la Coalición de Energía Limpia de Chicago, que ayudó a impulsar la campaña de Wasserman para cerrar las Plantas Fisk y Crawford. “Una vez que los funcionarios públicos se unieron y la voz de la comunidad se fortaleció, supimos que tenía que hacerse algo”.

Como resultado de su tenacidad e inflexible actitud por el cambio positivo, Wasserman recibió el prestigioso Premio Ambiental Goldman el lunes por la tarde. El Premio Ambiental Goldman apoya a personas que luchan por obtener victorias ambientales e inspiran a otros a tomar medidas extraordinarias para proteger al mundo. El Premio Ambiental Goldman fue creado en 1989 por líderes cívicos y los filántropos Richard N. Goldman y su esposa, Rhoda H. Goldman.

“No quiero decir que recibir el Premio Goldman valida el duro trabajo que hicimos como comunidad, porque el cierre de las plantas de carbón fue lo que realmente lo logró”, dijo Wasserman. “Pero el premio demuestra que si nos reunimos como comunidad, cualquier cosa es posible. No es solo el valor del trabajo que hicimos, sino que definitivamente la gente está prestando atención y viendo lo que pasa en el mundo”. Wasserman compartió con nosotros algunos de sus pensamientos sobre el cierre de las plantas, porque el activismo comunitario es responsabilidad de todos y lo que espera ver que se haga en el sitio en que se encontraban las plantas Fisk y Crawford.

El Cierre de Fisk y Crawford
Fue maravilloso recibir esa llamada telefónica en la que se nos decía que las plantas habían aceptado cerrar. El anuncio fue bien recibido y creo que nos trajo un sentimiento de poder, no solo para mi, sino para la comunidad, nos mostró lo que ocurre cuando nos reunimos y luchamos juntos, no importa el tiempo que tome. Dejó a la comunidad con el sentir de que todo es posible.

Nuevo Futuro
Pulaski es uno de los puntos de entrada a nuestra comunidad. Creo que lo que realmente queremos ver es algo que abarque comercio al por menor, como manufactura. Una industria que no sea dañina para nuestra comunidad, sino un beneficio para nuestra comunidad. También queremos ver espacios verdes, espacios que nos den acceso a ver el río. Queremos algo que muestre lo que es nuestra comunidad. Queremos un sitio que abarque la cultura de nuestra comunidad.

La Lucha Continúa
Ahora que las plantas han cerrado queremos enfocarnos en la reparación y la reurbanización. Nuestra lucha no ha terminado. Aún hay muchos problemas que necesitamos atender. Necesitamos continuar luchando por el acceso apropiado a la ruta 31 del autobús y el parque de 25 acres. Necesitamos poner presión a nuestros funcionarios públicos para garantizar que nuestros residentes tienen lo que necesitan.

Activismo Comunitario
El activismo es importante porque nadie va a hacer nada por nosotros. Creo que muchas veces solo nos sentamos y nos quejamos y señalamos con el dedo [ríe]. Pero se necesita álguien especial que haga el cambio. En realidad no podemos contar solamente en una persona para hacer el cambio, necesitamos a la comunidad, tenemos que hacerlo nosotros mismos. Tenemos que hacer nuestra parte. No tema hacer oir su voz. Doce años es mucho tiempo de hacer campaña por una causa, pero nunca nos dimos por vencidos, nunca nos cansamos, sabíamos que teníamos que triunfar por nuestra comunidad.

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