Por Ashmar Mandou
El alcalde de Chicago, Brandon Johnson, vetó la ordenanza de “toque de queda repentino” aprobada por el ayuntamiento a principios de esta semana. La ordenanza, que generó malestar entre organizaciones comunitarias y defensores de los derechos civiles, buscaba permitir que la policía de Chicago anunciara un toque de queda con 30 minutos de anticipación para frenar las apropiaciones de viviendas por parte de adolescentes. La medida fue aprobada por 27 votos a favor y 22 en contra en el ayuntamiento, tras meses de debate sobre cómo la ciudad debería intentar frenar las grandes concentraciones juveniles que en ocasiones han derivado en violencia. Los partidarios necesitarían 34 votos para anular el veto del alcalde. Miembros del Sindicato de Maestros de Chicago, Legal Action Chicago y Good Kids/Mad City afirman que la ordenanza plantea inquietudes constitucionales y de justicia racial. “Es profundamente irónico que quienes más se oponen al empleo juvenil y a la financiación de su educación sean también quienes más se oponen a las políticas para encarcelarlos”, declaró la presidenta del CTU, Stacy Davis Gates. En su carta de veto al secretario municipal, Johnson escribió: «En un momento en que la delincuencia violenta sigue disminuyendo en la ciudad de Chicago, es fundamental que sigamos invirtiendo en estrategias de seguridad comunitaria con un historial de éxito comprobado. En tan solo dos años, hemos observado una disminución medible y sostenida de la delincuencia y la violencia en nuestra ciudad». La carta se leerá en la sesión del consejo del 16 de julio.