Por: Daniel Nardini
Las prisas del Viernes Negro después del Día de Acción de Gracias siempre ha sido para mi solo una turba incontrolable de gente. Los compradores esperando en línea y literalmente durmiendo en las calles hasta que abren las puertas de los grandes almacenes. Después, la alocada precipitación. Si, en los Viernes Negros anteriores los compradores tiraron a los vigilantes, dañaron propiedades de la tienda, hubo peleas por conseguir la misma prenda y en algunos casos tuvo que llamarse a la policía porque las cosas verdaderamente se salían de control. Pero hasta ahora nunca había leído sobre un nivel de violencia como el ocurrido este Viernes Negro. Una mujer, roció con spray de pimienta a 20 personas. Dos hombres fueron baleados en el estacionamiento y se les robaron sus compras (igual que a una mujer. Mi simpatía está con ellos y sus familiares por haberles ocurrido tal cosa). El nivel de violencia me molesta verdaderamente y me hace hacer la pregunta, “¿Qué ha pasado con la civilización?”
Al mismo tiempo, muchos comerciantes han registrado siete por ciento de aumento en ventas sobre el año pasado. Encuentro esto algo triste. Si uno lo piensa, este porcentage de aumento se paga a un alto precio – la gente resultó lesionada y es aparente que las “rebajas” ofrecidas antes de lo normal causó este tipo de creciente violencia. Agregue a esto el hecho de que la gente salió más temprano y durmió menos y probablemente se perdió buena parte del Día de Gracias y puede imaginarse como se caldearon los ánimos. Pero lo que me molesta más es cuanta gente no mide el alcance de sus actos. ¿Valía la pena conseguir ese artículo más que la vida de una persona? ¿Valía la pena haber tirado esa anciana al piso y mandarla al hospital solo por conseguir esa cartera? ¿Qué barata vale la pena esperar horas en el frío, cuando probablemente no durmió y comió usted lo suficiente?
En mi punto de vista las tiendas tienen tanta responsabilidad como la clientela. Si, se que están sufriendo con la actual recesión ¿Quién no? Al mismo tiempo, el que todas las tiendas abran más temprano que antes siginifica que han privado a sus empleados y familiares de celebrar debidamente el Día de Gracias. Esto significa que ellos también comieron y durmieron menos y puede estar seguro de que también estaban alterados y tensos. Todo esto empieza tristemente un ciclo que puede empeorar año tras año. Temo lo que pueda pasar el año entrante. En mi caso, me quedo en casa y ordeno por catálogo.
