Por Raúl Díaz-Maroto Casasola

Francisco. Este es el nombre elegido por el arzobispo argentino Jorge Mario Bergoglio para ejercer sus funciones de Papa. Después de dos días reunidos en la capilla Sixtina y a la quinta votación, los 115 cardenales le elegían a través de su voto como sucesor de Benedicto XVI.

Parecía que en el segundo día de votación la fumata volvería a ser negra. Pero la fumata fue blanca y las campanas de la basílica de San Pedro del Vaticano se balancearon para avisar al mundo que había nuevo Papa. Una hora después, el cardenal francés Jean-Louis Tauran se asomaba al balcón para pronunciar la famosa frase ritual:” Habemus Papam” desvelando a continuación el nombre del que será el máximo representante de la Iglesia Católica.

El arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio se convierte en el primer Papa latinoamericano de la historia. De 76 años, también se convierte en el primer Papa jesuita. No figuraba en la lista de favoritos pero ya en el Cónclave de 2005 fue el más votado después de Joseph Ratzinger. De carácter sencillo, destaca su compromiso por la lucha contra la pobreza. La prudencia y el alejamiento de cualquier tipo de ostentación definen su estilo de vida. Francisco deberá hacer frente a diversos retos con el fin de liderar a los 1.200 millones de católicos repartidos por el mundo. Entre estos retos deberá tratar el papel de la mujer en la Iglesia, deberá encontrar una solución definitiva a los casos de pederastia relacionados con la Iglesia Católica y tendrá que encontrar la manera de establecer unas relaciones cordiales con el resto de religiones.

El catolicismo latinoamericano ha esperado muchos siglos pero finalmente aquí tienen a su Papa latino. Francisco es su nombre. Esperemos que su mandato sea digno de elogio.